martes, 23 de marzo de 2010

Dia 20 de marzo

Hoy recordamos el paso a la Pascua gozosa del Beato Francisco Palau.


Según el programa la intervención de la mañana estuvo a cargo del Padre L. Javier Fernández Frontela, ocd con una primera ponencia: “Marco histórico, social, político y religioso del siglo XIX”. Teniendo en cuenta que la vida del Padre Palau transcurre de 1811 a 1862, expone los aspectos que caracterizan a la sociedad de época algo compleja, tiempo de revoluciones  a tener en cuenta como clave interpretativa para entender al Padre.
Llega la hora del descanso y el café propicio para algunos sañludos, intercambios fraternos y el compartir de  impresiones.
De nuevo en la sala se da inicio  la segunda parte de la intervención del Padre Frontela  ahora con el tema: “Retos y respuestas de la iglesia en el siglo XIX".  Resalta  los elementos constitutivos de la sociedad: libertad de conciencia, secularización  que el Padre Palau señala como impiedad o corrupción de la fe y en consecuencia  la fricción entre Iglesia y Estado por la  fuerte intervención de este en la Iglesia.  Enfatiza la desamortización de los bienes de la Iglesia y la exclaustración de los religiosos  lo que supuso un nuevo grupo social, el de los exclaustrados del que formó parte el Padre Palau. La Iglesia en esta época se presenta  a la defensiva y en este frente se encuentra Nuestro  Padre Fundador defendiendo los intereses de la Iglesia ( en escritos, obras como la Escuela de la Virtud y  la predicación). Obra importante del padre Palau es la fundación de comunidades de hombres y mujeres con lo que pretendía dar respuesta a tres carencias:
-          Deficiencia espiritual
-          Beneficencia a grupos marginados
-          Educación católica
Al final de la intervención se abre el dialogo con los participantes del cual surge como reto profundizar  sobre el  espacio de la mujer en la sociedad. 

Después de la comida y de algunos paseos por los alrededores contemplando las murallas, testigos mudos de la presencia de Sta Teresa en este lugar, volvemos a la sala de ponencias con el gran deseo de entrar en la Experiencia Mística de Iglesia  de Francisco Palau. Nuestra Hna Lola Jara, tan conocedora como amante de Nuestro Padre Funddaor, ya estaba preparada así como los asistentes dispuestos/as a adentrarnos en su vivencia. Inicia  ambientando el tema con la presentación de un Power-Point  sobre el proceso de búsqueda de nuestro Padre Fundador a lo largo de su vida.

La 1ª ponencia  con el Tema: “Una respuesta desde la experiencia mística de la Iglesia: Francisco Palau”. Una iluminación de cómo vive el Padre  intensamente la dimensión teologal de la Iglesia y desde allí  la vivencia de  los demás misterios. Resalta como ésta es una  novedad  única de experiencia mística de la Iglesia, hace un recuento de su vida en relación con Ella, espiritualidad eclesial en la que la Iglesia es experimentada como persona viva y relacional.
Después del descanso, en el que siempre parece falta tiempo para el compartir entre pasillos, comienza la segunda ponencia: “La pasión eclesial de Francisco Palau ilumina nuestra realidad”. Clarifica cómo el P. Francisco Palau nos ilumina con su mensaje hecho de experiencia y compromiso eclesial. Esa experiencia mística que compromete con la Historia de los distintos tiempos  y lugares, ¿cómo nos ilumina hoy?

Desde nuestra realidad desafiante nos señala  dos pistas que nos ayudan a vivir y testimoniar la experiencia del Misterio de Comunión, expresarla en compromisos concretos:
Descubrir la belleza, rasgo al que  Francisco Palau  recurre con frecuencia y que encontramos repetido en las figuras bíblicas que utiliza, para expresar la belleza de la Iglesia a la que ama con pasión. La contemplación de esa belleza se traduce en urgencia, pasión y servicio a los hermanos y su actividad misionera se consolida e interioriza.
Esta vivencia de Fco Palau nos invita a transformar nuestra mirada para saber descubrir todo lo positivo y bello que existe en todo y en todos los que nos rodean y potenciarlo, teniendo presente que la verdadera belleza brota de la armonía interior situándonos en el plano de la gratuidad la que deberíamos reforzar y vivir gozosamente como desafío en esta sociedad. Nuestro Padre Fundador vivió la gratuidad como única forma de su existencia.

Hacer visible la comunión que nos impulsa a vivir y ser testigos de ésta  en la Iglesia y en el mundo (eje fundamental del carisma), poniendo el fundamento en la contemplación y experiencia trinitaria que le hace como a los místicos descubrir el sentido “relacional” que al entrar en el corazón de Dios-Amor a través de Cristo y del Espíritu, transforma nuestras relaciones y nos convierte en Iglesia, Misterio de Comunión. Por esto a Juana Gracias le dice le dice (válido para nosotras hoy)  que su acción bienhechora debe dirigirse al cuerpo de Cristo “llagado, crucificado…” este cuerpo  que no debe sernos difícil identificar hoy. Este reto de hacer visible la comunión, que nos lanza Nuestro Padre Fundador, lo hemos de recoger porque nos corresponde posibilitar que la Iglesia sea la cosa amada, y la de ser testigos de comunión en nuestra época.
¿Y cómo? Termina exponiendo que, lo seremos viviendo una espiritualidad  encarnada y misionera, tomando conciencia de que no hay persona, ni situaciones, donde Dios no esté y no pueda ser contemplado (MR 949) y redescubriendo la Eucaristía (tema recurrente en NPF) origen y fundamento de la Iglesia en la que se realiza plenamente la comunión.
 Como broche final de esta densa  y rica jornada, asistimos en la capilla del CITeS, a  un concierto organizado por el comité organizador  de la preparación del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa. Con los poemas de San Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, cantados, nos meten en una profunda reflexión, acción de gracias  y síntesis de todo lo vivido  este día.

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