domingo, 17 de marzo de 2019

"El artículo El Exorcistado del Beato Francisco Palau", Josefa Pastor, cmt.

El exorcistado fue concebido como un ministerio eclesial, expresión de su amor a los miembros más excluidos. Confiesa haber sufrido las acechanzas del maligno y cómo sale indemne gracias a su fe en la palabra de Dios.

Confiaba que los padres conciliares tratarían el exorcistado para recuperar este ministerio y actualizarlo. Veía la necesidad de acoger, curar a los energúmenos, con la obra que realizó en Santa Cruz de Vallcarca, en Barcelona. Esto conecta con la imagen de la Iglesia como hospital de campaña, según el papa Francisco.

A partir de diciembre de 1864 comienza el padre Palau su labor de exorcista. En 1866 envía unas apelaciones al papa Pío IX, con listas completas de personas posesas y tratadas. Se expide un escrito papal concediéndole la facultad de ejercer ese ministerio en Vallcarca y una serie de indulgencias. Pero no alude a los exorcismos ni a la situación de los posesos que permanecían acogidos. Algunos casos son expuestos en la revista El Ermitaño.

Lanzó propuestas para la creación de casas de acogida para estas personas. Considera que el poder que Jesús dio a Pedro para expulsar demonios reside ahora en el pontífice Pío IX.


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