domingo, 17 de marzo de 2024

Cátedra Francisco Palau 2024

Sábado, día 16 de marzo, 12:30h.

José Carlos Bermejo, cme: Acompañamiento espiritual en la vulnerabilidad

Se hablará de un aspecto del acompañamiento: la escucha. La belleza y hondura de la escucha y de encontrarse con la persona que sufre; arrodillarse ante el sufrimiento (como en el Viernes Santo) o callarnos (la actitud del Sábado Santo).

Tiempos de profesionalización del acompañamiento. Han surgido muchas iniciativas. Por ejemplo, en 1997 creamos el primer centro de escucha y hoy hay 39. Otras formas: el teléfono de la esperanza; másteres; día de la escucha; se van desgranando las competencias para acompañar al que sufre.

La escucha no es… cualquier cosa. Es un esfuerzo de alteridad, de apertura al que es distinto; de querer comprender lo que le pasa por dentro.

Necesitamos ser escuchados. Dificultad en dejarse escuchar, dejarse querer cuando llega la fragilidad, algo que se da en la vida religiosa.

La escucha tiene verbos hermanos: callar, mirar; acoger lo que el otro dice.

Escuchar es una forma de humanizar promoviendo la hospitalidad. Acoger al otro que se nos da en palabra. El Papa lanza tres preguntas que sirven de examen de conciencia: a quién escuchas, qué escuchas y cómo escuchas. Problemas hoy como la soledad no deseada, suicidios, eutanasia.

Difícil arte de escuchar. Ejercer también el ministerio de la ausencia (H. Nouwen): saber separarse y no estar cuando no toca.

La escucha es medicina. Sentirse escuchado nos descarga, nos alivia de lo que nos angustia. La escucha tiene el poder de iluminar en el discernimiento o en la toma de decisiones.

Escuchar cumple diferentes funciones. Ayuda a personalizar el problema, que la persona concrete qué quiere hacer que pase con lo que le pasa y qué quiere que pase. Ayudarle a empoderarse para salir del victimismo.

La verdadera escucha es la del corazón. La escucha es un ejercicio del corazón; cultura del encuentro, de la sinodalidad.

A escuchar se aprende. Puede escucharse cuando no hay narrativa. La supervisión es un deber ético.

“Escucha lo que no digo”: Que no te engañen mis apariencias, la máscara que uso.

La escucha tiene un precio. Riesgo del “burnout”. Fatiga por compasión.

La escucha hace eco: la propia fragilidad. Es un regalo porque describe mi vulnerabilidad, le pone palabras. O la metáfora del sanador herido, el potencial que mi propia herida tiene para el otro.

Hay que responder: el poder de la palabra. Cuánto poder tiene la palabra. Su uso es un arte; importancia de la oratoria en la Antigüedad.

Escuchar al Espíritu. Ir con actitud de obediencia.






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